Construcción ilegal: causas, riesgos y cómo afecta a nuestras ciudades

La construcción ilegal no es solo un problema urbanístico; es una amenaza estructural, económica y social. Comprender sus causas y consecuencias es fundamental para fomentar una cultura de construcción responsable y sostenible.

El déficit de vivienda formal, la falta de acceso al crédito y la debilidad de los mecanismos de control impulsan la autoconstrucción sin supervisión técnica. En muchos casos, las personas priorizan rapidez y bajo costo, sin dimensionar los riesgos estructurales ni las implicancias legales.

“La autoconstrucción no es solo una decisión económica, sino una consecuencia de la falta de información y control. Cuando se construye sin planos ni permisos, no se está ahorrando dinero, se está asumiendo un riesgo legal y estructural que puede costar mucho más.”
Carlos Tapia, Representante Legal de CREVAL

La ausencia de asesoría profesional agrava la situación: sin planos aprobados ni cálculos estructurales, las edificaciones se levantan sobre suposiciones más que sobre datos técnicos.

Las edificaciones informales carecen de estudios de suelo, cálculos estructurales y control de materiales. Esto incrementa el riesgo de colapsos, incendios o fallas eléctricas. Además, afectan la trama urbana al sobrecargar redes y servicios básicos, deteriorando la calidad de vida colectiva.

“Cada estructura construida fuera del marco técnico pone en riesgo no solo a quienes la habitan, sino también a toda la comunidad. La seguridad estructural no es un lujo: es un derecho y una obligación.”
Carlos Tapia, Representante Legal de CREVAL

A nivel social, la informalidad perpetúa brechas y vulnerabilidades: zonas sin planificación adecuada, con servicios limitados y sin espacios públicos, terminan generando un impacto directo en la habitabilidad y el desarrollo urbano.

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La informalidad genera un crecimiento desordenado, con barrios sin planificación vial ni áreas verdes. Las ciudades pierden eficiencia y aumentan los costos de mantenimiento público. Este tipo de expansión también dificulta la implementación de infraestructura segura y sostenible.

La falta de control técnico deriva en edificaciones que no cumplen estándares mínimos de habitabilidad, incrementando la vulnerabilidad ante sismos o emergencias. Una ciudad que crece sin planificación es una ciudad que compromete su propio futuro.

Combatir la construcción ilegal exige una respuesta integral: educación técnica, fiscalización efectiva y asesoría accesible. En CREVAL, promovemos la cultura de construir con propósito, con planos aprobados, cálculos precisos y materiales certificados. Porque construir bien no es solo una opción técnica, es un compromiso ético con la ciudad.

“Construir responsablemente es construir con respeto: hacia las normas, hacia los clientes y hacia la ciudad. La sostenibilidad empieza por hacer las cosas bien, desde el primer plano hasta la última firma.”
Carlos Tapia, Representante Legal y Gerente General de CREVAL


La verdadera sostenibilidad urbana empieza mucho antes del primer ladrillo. Implica respeto por los procesos, compromiso con la técnica y responsabilidad con las personas. Porque cada obra, formal o informal, deja una huella en la ciudad que habitamos.

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