Sabemos que no todos los espacios se diseñan igual. Aunque la arquitectura comparte principios comunes, los objetivos, procesos y soluciones que aplicamos en un proyecto comercial son muy distintos a los que usamos en un proyecto residencial. Comprender estas diferencias es esencial para entregar resultados que funcionen, inspiren y se adapten a la vida de las personas y las marcas.
1. Objetivo del espacio
La arquitectura comercial nace con un propósito claro: generar experiencias, impulsar ventas y fortalecer la identidad de marca. Un local, una oficina o un centro comercial no solo deben ser funcionales, sino también transmitir un mensaje y guiar a las personas en un recorrido cuidadosamente diseñado.
La arquitectura residencial, en cambio, se centra en crear confort, seguridad y bienestar. Aquí, el objetivo principal es acompañar la vida diaria de las personas, garantizar privacidad y permitir que cada ambiente refleje la personalidad de sus habitantes.
Daniel Liendo, Gerente de Operaciones en Creval , lo resume así:
“En un espacio comercial se prioriza la funcionalidad al máximo. El diseño está orientado a la venta o al aprovechamiento del 100% del área, evitando espacios muertos. En cambio, en una vivienda lo más importante son las materialidades y el confort, porque el diseño se adapta al gusto y estilo de vida de las personas. Esa es una diferencia clave: en lo residencial se personaliza, y en lo comercial se sigue una línea corporativa.”
2. Diseño y funcionalidad
En un espacio comercial, el diseño está orientado a los flujos de personas: la ubicación de accesos, zonas de exhibición y áreas de interacción se planifican al detalle. En proyectos de retail, por ejemplo, diseño, iluminación o textura tiene la intención de guiar la experiencia del cliente.

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3. Selección de materiales
Los espacios comerciales requieren materiales que prioricen resistencia, durabilidad y fácil mantenimiento, porque están expuestos a un tránsito constante. Suelen dominar pisos SPC, estructuras metálicas y vidrios templados que aseguran un desempeño prolongado sin perder estética.

En los proyectos residenciales, los materiales buscan un balance entre confort y calidez. La madera, la piedra natural o los textiles aportan atmósferas acogedoras, sin dejar de lado la practicidad y la resistencia que también demanda la vida diaria.

4. Imagen e identidad
En arquitectura comercial, la marca es la protagonista. Colores, formas, iluminación y elementos gráficos se integran para comunicar valores y diferenciar al negocio. Cada decisión es estratégica: no solo importa que se vea bien, sino que la identidad se haga tangible en el espacio.

En los proyectos residenciales, la estética responde a una escala mucho más personal. Aquí el diseño interior es un reflejo de la individualidad de quienes habitan el lugar, con libertad creativa para elegir estilos, texturas y tendencias.

5. Tiempo y planificación
Los proyectos comerciales suelen estar marcados por plazos muy ajustados. Las inauguraciones, aperturas o lanzamientos fijan la fecha límite, lo que exige una planificación ágil y una ejecución precisa.
En cambio, los proyectos residenciales, si bien también tienen tiempos definidos, permiten mayor flexibilidad para ajustes personales durante el proceso.
CREVAL: experiencia en ambos mundos
En los últimos años, hemos concentrado gran parte de nuestra experiencia en el sector comercial: oficinas corporativas como Credicorp, Caja Cencosud, Pacífico Seguros o Kamasa; locales retail y remodelaciones de alto impacto, todos ellos con exigencias de precisión y visión estratégica.


Sin embargo, nuestro recorrido en proyectos residenciales nos ha permitido desarrollar la sensibilidad necesaria para comprender cómo las personas viven y sienten sus espacios. Esa experiencia nos enriquece y nos da perspectiva, incluso cuando abordamos proyectos corporativos o comerciales.
Sobre los retos del sector comercial, Daniel agrega: “Lo más retador en un proyecto comercial son los tiempos y las condiciones de trabajo. Muchas veces debemos adaptarnos a horarios distintos, porque no se puede intervenir en días de semana cuando el edificio está en uso. Otro gran desafío es cumplir con toda la normativa: sistemas contra incendios, señaléticas, ergonomía del mobiliario y niveles de iluminación adecuados. En lo residencial prima el confort personal, pero en lo comercial el reto está en responder a todas estas exigencias sin descuidar los plazos.”
Al final, tanto la arquitectura comercial como la residencial comparten un mismo principio: el diseño con intención. La diferencia está en cómo ese diseño responde a las necesidades de cada persona o cada operación. Porque, ya sea una oficina, una tienda o una vivienda, en CREVAL creemos que cada espacio debe generar un impacto positivo, funcional y duradero.