La iluminación no solo hace visible la arquitectura: la define. Diseñar con luz es diseñar cómo se percibe, se trabaja y se habita un espacio. Una planificación luminotécnica bien ejecutada mejora el bienestar, la productividad y la eficiencia energética.
1. Planificación técnica de la luz
Cada tipo de ambiente exige un tratamiento lumínico distinto. Las áreas de trabajo requieren niveles de iluminación entre 400 y 500 lux, con temperatura neutra (4000K), mientras que los espacios de descanso se benefician de tonos cálidos (2700K–3000K) que inducen relajación. Un estudio de luminotecnia permite establecer estos parámetros con base en normas internacionales.

2. Luz natural y artificial en equilibrio
El control de la luz natural mediante parasoles, cortinas roller o vidrios con control solar evita el deslumbramiento y el sobrecalentamiento. A su vez, la iluminación artificial debe integrarse al diseño arquitectónico, no competir con él. La disposición estratégica de luminarias directas e indirectas crea jerarquías visuales que guían la experiencia del usuario.

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3. Eficiencia energética y control inteligente
Los sistemas automatizados, sensores de ocupación y luminarias LED regulables permiten reducir hasta un 40% del consumo energético. Además, ofrecen flexibilidad al usuario, adaptando la intensidad lumínica según la hora del día o la actividad. En CREVAL, integramos estos sistemas en proyectos corporativos para combinar eficiencia con confort.

4. La luz como herramienta de diseño
La luz revela materiales, define texturas y transforma percepciones. Un pasillo puede parecer más amplio, un techo más alto o una textura más cálida según cómo se ilumine. Por eso, cada proyecto de CREVAL considera la luz no como un complemento, sino como un material más del proceso de diseño.

